Los fallecidos recientemente en Gaza, luego de que se
agruparan en una manifestación que tenía por objetivo denunciar el bloqueo
sionista a la Franja de Gaza y exigir el retorno de los refugiados Palestinos
no es algo extraño, responde a la anatomía enferma del estado sionista
denominado Israel, lamentablemente estos hechos son esperables de una sociedad
enferma, Para comprender su actuar no basta con denunciar sus políticas
criminales(es decir centrarse solo en sus métodos), sino que entenderlas desde
su genesis. En el caso específico del
sionismo, su política criminal contra el pueblo palestino es alimentado por sus
sueños de conformar un gran Israel en lo que se enmarca como un modelo evasivo
donde este “paciente” (entendiendo a la sociedad israelí y su actuar) violento
y agresor centra su vida como sociedad en el rol que le ofrece su delirio,
habitualmente dotado de un contenido de megalomanía o misticismo (pueblo
elegido, legítimos hijos de dios y otras locuras derivadas). Para los
individuos seguidores de esta ideología, la visión de sí mismos, de su sociedad
y de la realidad es la única posible. Comprendiendo esto, la presencia de los
palestinos en sí encierra una amenaza para su existencia, ignorándolos por
completo y con ello deshumanizando la propia existencia de quienes fueron
despojados de su territorio.
El sionismo es una enfermedad, porque se necesita mucho más
que una ideología retorcida para hacer que la gente piense así. Requiere un
profundo salto de inmoralidad de un orden superior para inculcar esta
mentalidad en sus seguidores. El sionismo no es simplemente un movimiento
político, sino que en esencia representa una visión profundamente perturbada
del mundo, que es el reflejo de una terrible enfermedad de la mente. Como, por
ejemplo, una muestra de su perturbada visión de mundo es el convertir una
religión en una “raza” y pretender que cada judío converso en el mundo
pertenece o pertenezca a los territorios ocupados, pues es su tierra prometida.
De hecho, negar la existencia de una comunidad tan vibrante
como la sociedad palestina a principios del siglo XX y describir a Palestina
como "una tierra sin un pueblo para un pueblo sin tierra" es una
profunda distorsión de la realidad, por lo que es inevitable que individuos adoctrinados
con este pensamiento les importe un bledo asesinar o justificar la eliminación física
“del que no existe”.
Para describir la inmigración colonial a Palestina de un
pueblo europeo sin un vínculo histórico comprobado con los antiguos israelitas,
y cuyos grandes ancestros registrados nunca han puesto un pie allí, es que su "retorno"
a esa tierra es indicativo de una malentendida y mala aplicación del verbo
"devolver" y solo puede ser el resultado de una idea enferma que
construye una sociedad enferma y da como resultado el comportamiento psicopático
de los componentes y defensores del sionismo.
Para legislar que cualquier residente de Polonia, Hungría,
Nueva York, Brasil, Australia, Islandia o incluso el Planeta Jupiter, que
resulta ser bendecido con una madre judía (sin embargo, no puede señalar a
Palestina en el mapa) tiene un derecho superior a "regresar" "Y
establecerse en Palestina a alguien que ha sido expulsado de su propia tierra,
confinado a un escuálido campo de refugiados, y todavía tiene las llaves de su
casa(destruida), es de una sociedad enferma.
El sionismo es una idea enferma que ha superado todos los límites
de sentido común y constituye lo que son ahora: un manicomio.