sábado, 31 de marzo de 2018

Israel un manicomio



Los fallecidos recientemente en Gaza, luego de que se agruparan en una manifestación que tenía por objetivo denunciar el bloqueo sionista a la Franja de Gaza y exigir el retorno de los refugiados Palestinos no es algo extraño, responde a la anatomía enferma del estado sionista denominado Israel, lamentablemente estos hechos son esperables de una sociedad enferma, Para comprender su actuar no basta con denunciar sus políticas criminales(es decir centrarse solo en sus métodos), sino que entenderlas desde su genesis.  En el caso específico del sionismo, su política criminal contra el pueblo palestino es alimentado por sus sueños de conformar un gran Israel en lo que se enmarca como un modelo evasivo donde este “paciente” (entendiendo a la sociedad israelí y su actuar) violento y agresor centra su vida como sociedad en el rol que le ofrece su delirio, habitualmente dotado de un contenido de megalomanía o misticismo (pueblo elegido, legítimos hijos de dios y otras locuras derivadas). Para los individuos seguidores de esta ideología, la visión de sí mismos, de su sociedad y de la realidad es la única posible. Comprendiendo esto, la presencia de los palestinos en sí encierra una amenaza para su existencia, ignorándolos por completo y con ello deshumanizando la propia existencia de quienes fueron despojados de su territorio.
El sionismo es una enfermedad, porque se necesita mucho más que una ideología retorcida para hacer que la gente piense así. Requiere un profundo salto de inmoralidad de un orden superior para inculcar esta mentalidad en sus seguidores. El sionismo no es simplemente un movimiento político, sino que en esencia representa una visión profundamente perturbada del mundo, que es el reflejo de una terrible enfermedad de la mente. Como, por ejemplo, una muestra de su perturbada visión de mundo es el convertir una religión en una “raza” y pretender que cada judío converso en el mundo pertenece o pertenezca a los territorios ocupados, pues es su tierra prometida.
De hecho, negar la existencia de una comunidad tan vibrante como la sociedad palestina a principios del siglo XX y describir a Palestina como "una tierra sin un pueblo para un pueblo sin tierra" es una profunda distorsión de la realidad, por lo que es inevitable que individuos adoctrinados con este pensamiento les importe un bledo asesinar o justificar la eliminación física “del que no existe”.
Para describir la inmigración colonial a Palestina de un pueblo europeo sin un vínculo histórico comprobado con los antiguos israelitas, y cuyos grandes ancestros registrados nunca han puesto un pie allí, es que su "retorno" a esa tierra es indicativo de una malentendida y mala aplicación del verbo "devolver" y solo puede ser el resultado de una idea enferma que construye una sociedad enferma y da como resultado el comportamiento psicopático de los componentes y defensores del sionismo.
Para legislar que cualquier residente de Polonia, Hungría, Nueva York, Brasil, Australia, Islandia o incluso el Planeta Jupiter, que resulta ser bendecido con una madre judía (sin embargo, no puede señalar a Palestina en el mapa) tiene un derecho superior a "regresar" "Y establecerse en Palestina a alguien que ha sido expulsado de su propia tierra, confinado a un escuálido campo de refugiados, y todavía tiene las llaves de su casa(destruida), es de una sociedad enferma.
El sionismo es una idea enferma que ha superado todos los límites de sentido común y constituye lo que son ahora: un manicomio.

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