martes, 14 de noviembre de 2017

Nicolás Córdova: ¿El Técnico que nos farreamos?



Ante la ausencia de fútbol esta semana, Mojito R. Corgan me manda a escribir acerca de Nicolás Cordova.
“La era de Nicolás Córdova es un absoluto fracaso” fue la frase previa a la final de Copa Chile que dijo el dirigente caturro Mario Oyer. Luego de la obtención de la Copa (felicitaciones a los wanderinos), el dirigente tuvo que recular lo ya dicho. No obstante, da pie para reflexionar acerca de lo logrado por el equipo de Valparaíso y su técnico, y sin duda, su alejamiento de Palestino.

1- ¿El vuelo de Guede?
Muchas opiniones de la hinchada apuntaban a que el juego de Córdova en Palestino no era nada más que el halo (o como dirían otros de manera más despectiva, la inercia) del estilo táctico de Pablo Guede. Si uno mira en primera instancia los logros obtenidos, Guede se impone sobre Córdova con dos clasificaciones a copas internacionales y una final de Copa Chile versus una clasificación a la Sudamericana por parte del flamante campeón de Copa Chile. Ahora, si se mira bajo el punto de vista de estilo de juego, el mérito de Córdova fue mantener la esencia de juego iniciada por el argentino y complementarla en dinámica, lo cual no es lo mismo que decir que fue la cola o que el equipo jugaba de memoria porque, seamos sinceros, una cola no daba para llegar a cuartos de final de la Sudamericana derrotando a Flamengo de por medio; quizás esta es la mejor carta de presentación para el oriundo de Talca, con un estilo táctico dinámico en mediocampo. Su último semestre en Palestino es el origen de la situación en la que está el equipo hoy, pero a la distancia se sabe el porqué.

2- La Negociación
La negociación que tuvo Córdova en el aumento de su sueldo a espaldas del plantel fue algo que molestó sobremanera al camarín, sobretodo cuando en la negociación de ellos muchos (o casi todos) no llegaron a acuerdo. Si a eso se le suma que los mismos dirigentes se habían mandado el numerito de hacerse los locos con los premios de la Copa Sudamericana, se entiende que miembros del grupo se cansaran del trato. Pero volvamos al punto: ¿es válido que haya quedado Córdova como el villano tras negociar su sueldo? Leonardo Valencia, un referente del camarín en ese tiempo, mandó este fin de semana felicitaciones al DT, mostrando gratitud y entendiendo que esto es un nivel profesional, algo que otros jugadores no entendieron así… o algunos se los quisieron entender.

3- Del Camarín a las gradas
Y en esta pasada nuevamente los ojos apuntan al gran grupo de dirigentes que tenemos, que cuando las cosas estaban mal durante el semestre pasado, en vez de calmar los ánimos (llámese sentarse a negociar con el plantel) aleonaron a hinchas para que fueran a patear las puertas del camarín exigiendo la renuncia y desatar la ira en las redes sociales, tanto hasta que, con un camarín partido, magros resultados y pérdida del estilo, Nicolás Córdova deja el club siendo reemplazado por Germán Cavalieri.

4- Peras con manzanas
Ahora bien, comparar la gestión de Córdova con la de Cavalieri sería muy de poco hombre. Personalmente considero a Germán como un entrenador en formación, virtud de complicaciones tácticas en varios partidos (por ejemplo, las pelotas detenidas), si a eso se suma que la calidad de jugadores con lo que se recambió el plantel es en promedio menos que deficiente, el ejercicio es equivalente a comparar peras con manzanas. Y para llegar a esa conclusión hay que preguntarse quien cambió las peras por las manzanas y... nuevamente las miradas apuntan a la dirigencia actual del club. En pocas palabras, desde la llegada de este grupo de visionarios se generaron promesas incumplidas, dividieron un camarín, aleonaron a la hinchada para la salida de Córdova y lo reemplazaron con un entrenador en ciernes y refuerzos de tercera categoría.

Finalmente termino con la reflexión ¿Nos farreamos a Córdova? y la respuesta es SI, y esto no es dependiente de la Copa Chile que obtuvo con Wanderers, sino que es umbilical; No olvidemos que fue formado en Italia. Y la causa del farreo es la ineptitud de dirigentes que, como siempre, no ven más allá de su nariz y creen que con solo poner plata de sus bolsillos tienen el derecho de armar remoliendas cuando se les antoje. De una vez por todas necesitamos dirigentes que vean en el club una institución y no el hobby de fin de semana.

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