viernes, 11 de marzo de 2016

O’Higgins 1 - Palestino 1



Necesito unas vacaciones. La tensión en el trabajo me impide tener unos minutos de tranquilidad y serenidad. Tuve algunos el día lunes para ver el partido de O’Higgins con Palestino, pero luego el maldito “Elixir místico” de Poroto me dejó marcando ocupado nuevamente. Y otra vez al día siguiente despierto (no sé como) con el canto de los gallos a 300 kilómetros de Santiago, en la misma vereda de 2 Sur con Nueva Oriente en Talca. Maldita suerte la mía, que Jorge Elías venía de vuelta luego de golpear sacos de res en el matadero de la ciudad y me encuentra cual pertrecho botado con desprecio.

“Cómo, ¿tu otra vez por acá?”

“Jorge, no sé… que te puedo decir… necesito un poco de agua”

“Necesitas agua y una ducha. Ven, toma mi mano y sigue la luz de la sabiduría. Te reivindicarás con la gente escribiendo el comentario del partido”.

Solamente atiné a asentir con la cabeza. Pero las nauseas eran tales al llegar a Santiago, que la cama fue el único remedio para reponerme, hasta hoy.

La necesidad tiene cara de hereje

El partido frente a O’higgins llegaba más que como una oportunidad de triunfo, casi como una necesidad para no alejarse de la punta que Colo Colo ha tomado y que parece no va a soltar. Del rival de turno es difícil hacer un análisis breve, ya que su performance ha sido irregular, con partidos buenos y otros realmente inentendibles como el de Universidad Católica. Tal vez lo único claro iba por el lado de Palestino, con buen fútbol de mediocampo, pero con la tarea de mejorar el funcionamiento de la línea defensiva. Sin Farías como salida, Nicolás córdova apostó por mayor densidad en ofensiva presentando un 4-3-3 con Riquelme, Gutiérrez y Cisternas en vanguardia.

Y tal planteamiento funcionó adecuadamente, frenando las ofensiva celestes y adelantándose en el marcador con un remate furibundo de Enzo al minuto 20. Si bien O’Higgins no tardó en empatar, a la parcialidad la sensación de confianza los inundaba por lo que los árabes mostraban en la cancha. Eso hasta la expulsión de Marín.

Un MARINero a la deriva

Podemos discutir latamente si las circunstancias del partido y la toma de decisión en fracción de segundos pueden justificar o no la acción de Luis Marín para haber obtenido su segunda expulsión en tres partidos. Pero lo concreto es que, de un tiempo a esta parte, la performance del golero ha ido en baja. Me explico: el orden que tanto alabábamos al comienzo del campeonato pasado ha hecho aguas, hay un abuso en el despeje con los pies y sabemos que ese no es su fuerte; entonces entendemos que la incertidumbre si llega a las graderías, es normal que también se instale en la última línea. 

El reemplazo de emergencia de Darío Melo sirvió para ver la evolución de nuestro segundo arquero, respondiendo positivamente con salidas sobrias y sin dejar desguarnecido el arco propio. Asimismo, y paradójicamente, el tener un hombre menos en cancha clarificó las ideas en este partido en particular. El orden defensivo impuesto por Córdova dadas las circunstancias resultó efectivo, apostando por las contras de Riquelme y Gutierrez, y erigiendo a Meza como el jugador más destacado.

En definitiva, de este empate podemos sacar un par de reflexiones:

1- Todos (o la gran mayoría) sentimos este empate como 2 puntos nuevamente perdidos en la lucha por el campeonato. Pero ojo, que  si bien es tentadora esta meta, la primera que hay que alcanzar es la más cercana, y esta es asegurar el cupo a la Sudamericana (Palestino tiene una ventaja de 6 puntos sobre la U de Concepción). A veces fijar la mirada en 2 escalones más arriba nos hace tropezar con el próximo,

2- La lucha por el arco está dispuesta. Darío Melo tiene la gran oportunidad de mostrar si se encuentra capacitado para hacer contrapeso a Luis Marín, y esperamos por el bienestar del equipo que se muestre como una alternativa real.

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