martes, 1 de noviembre de 2016

O’Higgins 3 - Palestino 2



Luego de tragarnos una hamburguesa seca rellena de cebolla junto a un par de amados clandestinos personajes, George el Sith y Jeremy Madison llegan al despacho de Mojito R. Corgan a buscar sus credenciales para el match frente a O’Higgins. Al abrir la puerta, notan un frío brillo que sale desde el despacho del editor jefe. Extrañados, abren lentamente aquella puerta, encontrándose con la espalda demacrada de Corgan, sentado en su sillón solo con una sudadera y bóxer, sosteniendo en su mano una copa de cognac y mirando fijamente la repetición del partido frente a San Lorenzo.
“Este chico Carvajal lo dio todo…” dijo Corgan entre dientes sin dirigirnos la mirada. “El mundo es un enjambre de problemas… la vida duele imberbes”. Antes que dijéramos palabra alguna, saca de su gaveta dos papeles arrugados “Ahí tienen sus credenciales, déjenme en paz”.

Aún con aquella patética imagen llegamos al estadio EL Teniente de Rancagua, con una hinchada que aún digería el amargo trago del jueves, pero con la esperanza que este equipo venía con todas la ganas de ganar y sumar puntos para mantenerse en la parte alta de la tabla. Al frente el local traía una performance irregular, lo cual daba más credibilidad a que Palestino saldría de Rancagua con los puntos. Y a medida que se desarrollaba el lance, todo hacía presagiar que así sería. Si bien no había un claro dominador del juego, el tiro libre de Valencia que aprovechó Sierralta en un rebote daba la tranquilidad parcial a los baisanos a los 30 minutos del primer tiempo, el cual se puede traducir en un equipo local visiblemente golpeado y sin efectividad versus un Palestino que también golpeaba poco pero con más fuerza que su rival.

El segundo tiempo comenzó como un sueño, ya que a los dos minutos Valencia se despachó uno de esos golazos de emboque cruzado a los que ya nos tiene acostumbrados. Sonrisas en el codo sur del estadio y nadie veía reacción real por parte del local, que seguía insistiendo sin llegar con peligro al arco de Darío Melo. Sin embargo, el destino nos tenía deparados 15 minutos de pesadilla, partiendo con un penal inexistente y cobrado por Calandria para O’Higgins. Luego la segunda bofetada a los 84 tus una pésima salida y pérdida de balón en el mediocampo y Los celestes que se encontraron con el empate cual billete de $10.000 botado en la calle. Pero al igual que cuando tu señora descubre tu wassap con los mensajes de tu amante, el mundo le cayó encima al tino tino y a todos sus seguidores con una remontada que concluyó en el último minuto de partido con la pelota en el fondo de las mallas de Melo y todo un estadio alborotado. 3-2 y las miradas de explicación entre los jugadores. La debacle estaba consumada.

¿Que cómo se llegó a esto? Esta vez no podemos achacar a la Leo-dependencia del equipo (quien de paso jugó un partido redondo), tampoco a la entrega de los jugadores, tal vez uno que otro error de Sierralta o Cereceda, pero la verdad es que no pasa por ahí la catástrofe; El técnico Nicolás Córdova, que en ocasiones anteriores hemos alabado por su visión de juego, esta vez no leyó adecuadamente el partido, con un desorden que se viene repitiendo desde hace ya algunos partidos cuando el equipo está en ventaja, llámese control del mediocampo. Asimismo, el cambio posiciones de Mazurek a la banda derecha se tradujo en una desaparición del volante, tratando de remediarlo con el enroque con Vidangossy desde la banca… quien recién tocó el balón 5 minutos antes que terminara el partido. A eso súmele el cansancio acumulado del equipo, por lo que creemos debió haberse arropado adecuadamente.

En resumen, definitivamente fueron tres puntos perdidos que dado el desarrollo de los otros resultados nos dejan prácticamente sin opción alguna al título del campeonato. No queremos ser en estas líneas soberbios, pero lo mostrado por Palestino en este semestre y viniendo de vencer a un rival inmensamente superior el día jueves, los puntos tuvieron que haber sido de los tetracolores. Mérito de O’Higgins, que aprovechó el regalo.

El regreso a Santiago fue peor que un funeral, con George Sith conversando con una calavera parlante y pidiéndole explicaciones por lo sucedido, Negro Andrew en posición fetal y murmurado “Pinto y la …”, Jeremy Madison conduciendo en silencio y la radio tocando majaderamente “Quijote” de Julio Iglesias. 

Ya en el despacho de M.R. Corgan, y botado al pie del escritorio este artículo, los cuatro personajes se perdían en la vista de la repetición del match en calzoncillos y terminando la rancia botella de Cognac. Pero ojo, el jueves #SiLoDamosVuelta #Ojala

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